Propiedades y beneficios de las Naranjas
Jugosas, dulces, ácidas y llenas de vitamina C, las naranjas fueron antaño la fruta más cultivada del mundo. Aún hoy, el naranjo es muy apreciado y goza de gran popularidad.
Aunque existen muchas variedades, el Citrus sinensis, la naranja dulce, es con diferencia el cítrico más apreciado y cultivado.
La naranja es una fruta aromática, ácida, dulce e increíblemente jugosa, con grandes beneficios para la salud.
Sin embargo, las personas con estómagos sensibles o problemas digestivos pueden sentir molestias por el zumo ácido de la fruta, por lo que deberían optar por variedades de naranja sin zumo ácido.
Consumir tanto las frutas frescas como su zumo recién exprimido puede aportar al organismo una gran variedad de minerales y vitaminas, sobre todo vitamina C, así como potentes fitoquímicos como flavanonas y antocianinas, por no hablar de los polifenoles, todos ellos con asombrosos beneficios para la salud.
Sin embargo, recuerde que al exprimir frutas no sólo se extraen sus nutrientes, sino que se exponen nutrientes más sensibles, como la vitamina C, al aire, la luz y la oxidación.
Para minimizar la pérdida de vitamina C, lo mejor es beber el zumo de naranja lo antes posible después de hacerlo.
✪ Propiedades y Beneficios de la naranja

¿Qué aspecto tienen las naranjas?
Las naranjas son cítricos que crecen en el naranjo, un árbol de hoja perenne que puede alcanzar alturas de 10 a 15 metros.
El árbol produce flores blancas en forma de estrella de agradable olor, cuyo polen y néctar son la principal fuente de la fragante miel de azahar (véanse los beneficios de la miel de azahar).
Los frutos se denominan naranjas y presentan diversas variedades, desde la naranja dulce común a la naranja amarga y la mandarina, pasando por la naranja poco ácida o naranja sanguina.
El fruto puede ser esférico, ovalado en algunas variedades o redondo y aplanado en los extremos como en las mandarinas. La corteza suele ser gruesa y difícil de pelar, salvo en el caso de la mandarina o de las variedades cultivadas especialmente por esta característica.
Dependiendo de la variedad, las naranjas pueden ser tan pequeñas como un tomate o tan grandes como un pomelo pequeño.
La fruta inmadura es de color verde claro y madura hasta adquirir un color naranja brillante. Algunas variedades tienen una corteza de color naranja más intenso.
La corteza suele ser rugosa, más aún en las mandarinas. La parte blanca y esponjosa entre la corteza y la pulpa es comestible y se denomina médula o albedo.
Es una importante fuente de antioxidantes. En el interior, la pulpa se agrupa en gajos y puede tener o no semillas. Normalmente, las semillas son blancas y se parecen mucho a las de la manzana.
Según la variedad, la pulpa puede ser de color amarillo intenso o naranja claro, naranja intenso o rojo intenso.
¿A qué saben las naranjas?
Las naranjas son cítricos y contienen ácido cítrico, un compuesto ácido responsable de su acidez. También son una buena fuente de vitamina C, que les da un sabor ácido.
En general, tienen un sabor vigorizante y un gusto fresco. Algunas variedades como la mandarina o la tangerina son más dulces y menos ácidas.
Otras tienen muy poco ácido cítrico y su consumo es más adecuado para quienes padecen afecciones digestivas como gastritis o reflujo ácido.
Las frutas pueden ser extremadamente jugosas o producir sólo pequeñas cantidades de zumo. Las frutas pueden conservar manchas de corteza verde aunque estén maduras, aunque la mayoría de los productores tratan la corteza con gas etileno para forzar un color naranja uniforme.
El gas etileno se utiliza para descomponer el pigmento verde, la clorofila, y dar así a las naranjas un aspecto mucho más atractivo.
Tipos de naranja dulce
Las naranjas dulces (Citrus sinensis) tienen cuatro variedades principales:
- Naranja dulce común.
- Naranja sanguina, con una corteza más oscura de color rojo anaranjado y una pulpa jugosa de color rojo intenso.
- Naranja ombligo, que tiene una segunda naranja, pequeña y no desarrollada, en la base del fruto, similar a un ombligo.
- Las naranjas sin ácido, que carecen del sabor ácido característico de las naranjas normales, tienen un bajo contenido en ácido cítrico.
Información nutricional y efectos sobre la salud de las naranjas
El intenso color rojo oscuro de las naranjas sanguinas y las naranjas de ombligo de pulpa rosada se debe a su alto contenido en antocianinas.
Las antocianinas son pigmentos flavonoides que han demostrado potentes propiedades antioxidantes y se cree que protegen contra el daño de los radicales libres y previenen enfermedades como el Alzheimer, las enfermedades cardiovasculares, la aterosclerosis, la fatiga crónica y el cáncer.
Las naranjas con muy poco ácido cítrico, a veces llamadas naranjas sin ácido, son estupendas para las personas que padecen acidez o gastritis o simplemente tienen un estómago más sensible y, por tanto, necesitan mantenerse alejadas de los alimentos ácidos.
Sin embargo, estas variedades tienden a estropearse más deprisa que todas las demás variedades de naranja porque, sencillamente, carecen del ácido cítrico necesario para mantenerlas frescas durante más tiempo.
La naranja dulce común es, sin embargo, la variedad preferida, de ahí su gran disponibilidad en todo el mundo.
Además, está repleta de potentes fitoquímicos y su consumo regular puede tener grandes beneficios para nuestra salud. Por ejemplo, las naranjas son una rica fuente de hesperidina, una flavonona presente en los cítricos. Estudios con animales han demostrado que la hesperidina puede reducir la hipertensión y los niveles de colesterol.
Además, tiene un fuerte efecto antiinflamatorio y antioxidante. Así pues, el consumo regular de naranjas frescas puede ayudar a mantener la tensión arterial y los niveles de colesterol dentro de los límites normales y a reducir la inflamación.
Pero recuerde: la hesperidina se encuentra en la fina y ligeramente amarga capa blanca del interior de la corteza llamada médula.
Curiosamente, a menudo se elimina la médula cuando se hace zumo de naranja y otros productos a base de naranja a escala industrial, lo que significa que se pierden nutrientes importantes.
Consumir naranjas frescas (incluida la médula) puede ser la mejor manera de asegurarse la ingesta adecuada de nutrientes y, al cabo de poco tiempo, también llegará a apreciar la médula de la naranja.
Las naranjas son conocidas sobre todo por su contenido en vitamina C. Un poco más de 100 g de naranja fresca puede aportar a nuestro organismo el 100% de la IDR (ingesta diaria recomendada) de vitamina C.
Como ya sabrá, la vitamina C es excelente para la inmunidad, reduce la inflamación y tiene propiedades antioxidantes.
Así, el consumo regular de naranjas puede reducir la gravedad y la frecuencia de las infecciones bacterianas y los resfriados, y nos mantiene con un aspecto joven y fresco gracias a que la vitamina C estimula la producción de colágeno.
Además, la vitamina C interactúa con otros fitoquímicos presentes en las naranjas, el cianidin-3-glucósido, las flavanonas y los carotenoides, lo que aumenta significativamente sus propiedades de eliminación de radicales.
Aunque aún no se conocen del todo los mecanismos, parece que los fitoquímicos de las naranjas poseen una actividad antioxidante realmente asombrosa, que protege las células de los daños causados por los radicales libres y de las enfermedades relacionadas con la oxidación.
Además, las naranjas son una gran fuente de fibra dietética, materia vegetal no digerible que reduce los niveles de colesterol al impedir la absorción intestinal de las grasas.
Comer naranjas enteras (pulpa, médula, preferiblemente sin pepitas) puede aportar al organismo cantidades significativas de fibra y contribuir así a una dieta sana.
Por último, pero no por ello menos importante, las naranjas nos aportan pequeñas, aunque importantes, cantidades de otras vitaminas y minerales, como cobre, calcio, potasio, vitamina B1 (o tiamina), vitamina B5 (o ácido pantoténico) y vitamina A.
En conjunto, esta fruta constituye un magnífico complemento para cualquier dieta y su alto contenido en fitoquímicos puede mejorar notablemente la salud en general.
Consideraciones
Las naranjas frescas o el zumo de naranja casero pueden ser una delicia por sí solos, especialmente saludable.
Pero si quieres darle un toque picante, siempre puedes optar por recetas más atrevidas, como pechuga de pollo en dados, nueces, pipas de girasol y rodajas de naranja con el aliño que prefieras.
Recuerde que la cocción de la fruta hace que pierda la mayor parte de su contenido en vitamina C, si no toda. Del mismo modo, si preparas zumo de naranja, es mejor que lo bebas fresco o, de lo contrario, perderá lentamente la mayor parte de su vitamina C.
La mermelada de naranja y la miel de azahar son otros productos famosos a base de naranja. En cuanto al zumo de naranja, lo mejor es prepararlo uno mismo.
Los zumos de naranja comerciales suelen contener aditivos o conservantes y pueden carecer de ciertos nutrientes debido a la pasteurización.
Y no hay de qué preocuparse: el zumo de naranja casero puede durar unos 10-12 días en el frigorífico debido a la acidez de la fruta.